La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: mira
La introducción: estoy cansado
La promoción: no me apetece pensar
Las canciones de la semana: en fin
La despedida: a dormir
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la newsletter que escribo completamente agotado y con resaca emocional. He vuelto hace un rato de Barcelona y se me cierran los ojillos, pero algo tendré que mandarte, ¿o qué?
Estos días he asistido a La Llama Fest, el festival de comedia alternativa organizado por La Llama Store. Es ya la tercera edición y ojalá siga muchos años, porque es un pequeño gran milagro de amor por la comedia hecho con dos palos y medio sandwich de atún.
Siendo que he asistido los tres años, ya me esperaba un nivel altísimo de contenido y que valdría la pena, pero, aún así, no he podido evitar volver a emocionarme con las palabras finales de Abi al despedirse:
Parece que se vienen tiempos de mierda y da mucho miedo.
Pero, si llegan, que al menos nos pillen con una puta sonrisa en la cara.
Sencillamente es la mejor.
Llegados a este punto quizás te preguntes quién es esa tal Abi de la que hablo. Gracias por la pregunta, estimado lector. Permíteme que te lo explique.
En 2017, una muchachita llamada Abigail Enrech decidió abrir una libreria en el barrio de Sant Antoni, Barcelona, especializada en humorismo y, en general, cosas del reír, a la cual bautizó con el nombre de La Llama Store por su sketch favorito de los Monty Python. Como buena autónoma, tuvo que empezar con sus dos manitas y con mucha ilusión, aunque de vez en cuando también contaba con la ayuda de las de su novio, un tal Kike García, codirector de El Mundo Today.
Lo que a priori cualquier experto de administración de empresas hubiera identificado como una idea ridícula y destinada a fracasar, porque a ver a quién le va a interesar un negocio así y cómo te metes en semejante berenjenal que sólo puede acabar en la quiebra, se convirtió en el epicentro de la comedia barcelonesa y en el pegamento de una comunidad de aficionados y practicantes del noble arte de liberar aire de forma espasmódica.
No contenta con tener que gestionar pedidos, albaranes y demás sandeces capitalistas, Abi se empeñó en organizar actividades y dar espacios a aquellos que quisieran arrancar un proyecto humorístico. Siendo que uno de esos proyectos ha ganado un premio Ondas, y muchos otros han crecido hasta tener legiones de fans, me atrevería a decir que la iniciativa tuvo éxito.
Pero eso no era suficiente, así que, junto a otros individuos igual de ingenuos y carentes de sentido común, fundaron La Llama School, una escuela online de comedia para inadaptados sociales como un servidor. No dispongo de los datos sobre la cantidad de alumnos que han pasado por sus virtuales aulas a lo largo de los años, pero, teniendo en cuenta la media de alumnos en el grupo de Telegram, me aventuraría a decir que miles. Un puñado de ellos ahora se dedica profesionalmente a ello, o están (estamos) en vías de hacerlo.
¿Se conformaron con esto? Claro que no. Eso sería propio de pusilánimes y débiles de mente. Abi y Kike se conocieron estudiando Filosofía, una carrera que sólo afrontas si tienes una tolerancia especial al dolor y al hambre, de modo que decidieron forzar la máquina al extremo.
Y así nació La Llama Fest, un festival de comedia organizado desde la aceptación de perder dinero a espuertas. Quizás, si se hubieran limitado a programar unos cuantos shows de monólogos de artistas conocidos, hubieran podido sacar beneficios. Pero no, querían crear un espacio para la comedia alternativa donde los muy cafeteros pudiéramos disfrutar de cosas raras y experimentales a las que de otro modo no tendríamos acceso. Y este año ha habido auténtico café de civeta premium, créeme.
Pero tampoco es que lo de funcionar a pérdidas parezca importarles mucho, porque el objetivo de estas personas humanas siempre ha sido y será dar de lo que aman a la comunidad. Es un regalo enorme y dificilísimo de montar que daña la salud física y mental de todos los organizadores.
Ah, bueno, y este año además Abi y Kike lo han compaginado con nimiedades como mudar la tienda de local, con la consiguiente obra, y tener una hija. Chorradicas. Y aún así sonríen, porque no son humanos ni nada que se le parezca. Son seres de luz.
A día de hoy, se puede afirmar, sin atisbo de duda, que Abi y Kike son las personas más queridas y admiradas por la comunidad, dentro y fuera de Barcelona. Son los papá y mamá de la comedia. Y sobretodo lo de Abi es absoluta devoción. En serio. La peña saltaría delante de un camión para protegerla de cualquier daño, pero no creo que haga falta, porque está hecha de una amalgama de titanio y bondad.
Por si aún no te ha quedado claro por qué me emocioné con el final del festi, te dejo un último dato, querido lector.
La culpa de que yo me plantease por primera vez escribir monólogos la tiene haber escuchado por accidente Comedia Perpetua hace seis años. Pero que finalmente lo hiciera fue por La Llama School y su comunidad. Desde entonces han continuado inspirándome e impulsándome a seguir con todo lo guay que hacen. Y, quizás el cambio más importante que me ha pasado en el último año, la newsletter de La Llama es el motivo por el que existe esta publicación que estás leyendo, con todo lo que ha conllevado para mí.
En resumen, mi vida actual y todas mis perspectivas de futuro en el mundo del entretenimiento se deben al incansable esfuerzo de estos locos, y por eso los llevaré siempre en mi corazón.
Así que gracias, Abi, gracias, Kike, y larga vida a La Llama. Os quiero.

La promoción
El sábado 22 a las 19:00 estaremos en El Refugio del Crápula haciendo Somardas TV.
Improvisación, buen rollo y cerveza. Un clásico. Vente.
Las canciones de la semana
Puedes escuchar la lista de reproducción completa aquí.
La despedida
Hasta luego. Adiós. Un beso.
Chao.