La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: Irán
La introducción: Estados Unidos
Los microrrelatos: Turquía
Las canciones de la semana: Grecia
La despedida: España
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la newsletter que no trae muchas ganas de hacer chistes. Es lo que tiene ver en tiempo real el derrumbe de la sociedad occidental a manos de los villanos de película de serie B peor escritos de la historia. En ningún momento pensé que el colapso sería bonito de ver, pero no me esperaba este nivel de patético surrealismo.
Pero, mientras espero a que se reinstaure el servicio militar obligatorio y se me llame a filas para luchar en el frente ruso o en Groenlandia, hago lo posible por mantener la cordura a través de tres pilares fundamentales: ir al gimnasio, tocar el piano y comer pistachos.
Quién me iba a decir que uno de los mayores privilegios de ser un adulto con independencia económica sería poder comprar bolsas de pistachos y comerlas a puñados en cualquier momento. Eso sí, hay que tener un buen aval crediticio porque qué caros son. ¡La virgen! ¿Los riegan con gasoil o qué?
Pero valen tanto la pena… ¿Se puede morir de sobredosis de pistachos? Si es así, no quiero saberlo. Prefiero acabar mis días feliz y empachado de ese oro verde, y que, cuando me muera, donéis mi cuerpo a una repostería turca para que hagan baklava con mis deliciosos restos. Considero que eso sería el final perfecto a una vida vivida al máximo y no me conformaré con menos.
De modo que, a falta de contenido más animado por mi parte, te animo, mi muy queridísimo lector, a que aproveches a darte un pequeño capricho gastronómico y te compres una bolsita de esta ancestral delicatesen persa.
Pasa una feliz semana.
Los microrrelatos
La frase de esta semana es cortesía de Sergio: Si volvieran a girar la palanca. Muchas gracias, Sergio.
Recuerda que, si me mandas una frase de entre 5 y 8 palabras, la usaré para escribir futuros relatos y te estaré eternamente agradecido.
Viajeros accidentales
Si volvieran a girar la palanca, la máquina los traería de vuelta. Estaba diseñada para volver al punto de partida. Pero no tenían forma de saberlo. De hecho, ni siquiera se habían dado cuenta de haberla movido.
Todo había sucedido muy deprisa. Mientras examinaban el laboratorio buscando algo de valor, habían oído voces y se habían refugiado dentro de aquel contenedor industrial. Al chocar con algo, el cacharro había comenzado a zumbar. Y entonces se desmayaron.
Cuando recuperaron el conocimiento, el traqueteo había parado. Tras esperar en silencio unos minutos con el corazón a mil, abrieron la puerta y el sol les iluminó la cara.
“Mierda…”
Podríamos perdonarlos
Si volvieran a girar la palanca, podríamos perdonarlos. Son jóvenes y no saben lo que hacen. Creen que pueden cambiar el mundo por la fuerza, pero todos hemos sido así y lo olvidaríamos. Si tan solo volviesen a cerrar la compuerta de la presa.
Mientras vemos el agua bajar por el valle hacia la ciudad, pensamos en ellos antes que en nosotros, porque son nuestros hijos y los de nuestros vecinos.
Pero entonces el torrente impacta contra los edificios y la explosión suena como un trueno ensordecedor. Ya no hay vuelta atrás.
Así que no podremos perdonarlos, porque ya no son nuestros niños. Ahora son terroristas.
Hombres precavidos
“Si volvieran a girar la palanca,“ dijo el anciano manipulando el mecanismo “fulminarían a quienes tuvieran delante.”
El mayor de sus interlocutores tomó la pequeña caja y la examinó con cuidado.
“Excelente trabajo, hechicero” respondió “Será de gran utilidad para protegernos de traidores” añadió mientras tendía el artilugio al más joven “Nunca se es suficientemente precavido.”
“Ciertamente, padre” dijo el muchacho al tiempo que activaba el resorte.
La tapa del objeto se abrió y de ella emergió una nube de humo que envolvió al hombre y lo absorbió al instante.
El joven miró al anciano, que, tras un momento, agachó la cabeza.
“A su servicio… majestad.”
Las canciones de la semana
Las cinco canciones de esta semana son:
Y así, como quien no quiere la cosa, la lista de Spotify ya contiene 100 temazos, que suman 6 horas de música. Y me parecía que empecé ayer. ¡Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo cuando te lo estás pasando bien!
Esta humilde sección melómana nació como una forma de compartir contigo, inestimable compañero, mis gustos e intereses, con la esperanza de que algo te resonara y descubrieses una nueva avenida que explorar, del mismo modo que yo he ido encontrándome mis canciones favoritas por pura serendipia.
Sin embargo, después de darte tanto la turra con mis mierdas, me haría ilusión que tú me la dieras a mí. Igual que te invito a que seas parte de los microrrelatos, me entusiasmaría que me mandases canciones que te gustan para formar parte de la playlist.
¡Estoy deseando escuchar tus temazos!
La despedida
Hasta luego. Chao. Adiós.
Un beso.
Un texto sobre los pistachos?? Click, like, todo