La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: escribir.
La introducción: ensayar.
Los datos: actuar.
La promoción: encuestar.
Las canciones de la semana: analizar.
La despedida: dormir.
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la newsletter escrita por un demente. Pero, siendo que estás suscrito a esta publicación, ya te lo habrás olido.
A lo largo de mi vida se me ha hecho notar de múltiples y diversas maneras que soy un tanto peculiar y que puedo llegar a ser un poco rarito. Algunas personas incluso se han tomado la libertad de afirmar que estoy en el espectro autista, lo cual, permíteme que te diga, con todo el respeto al colectivo neurodivergente, considero que es un comentario de muy mal gusto y que sólo debería hacer un profesional titulado dentro de un marco clínico.
Si bien no creo que ese extremo sea cierto, reconozco que puedo ser un poco excéntrico a la hora de enfocar ciertos asuntos y que la forma en que afronto algunas tareas es inusual.
Te cuento esto porque este miércoles finalmente estrené mi espectáculo de comedia unipersonal Oda a la mediocridad. Fue bien, gracias por preguntar. Me pasé una hora hablando y, dejando a un lado unas agujetas en la espalda por la tensión, salí razonablemente indemne.
En general, la mayoría de los cómicos que conozco afrontan este evento traumático que es la puesta de largo de la primera hora de texto con la mente centrada en sobrevivir, oír risas de forma más o menos regular y posteriormente preguntar qué les ha parecido a un par de conocidos de confianza.
Considero que eso está muy bien y que no se le puede pedir más a una persona que se inmola voluntariamente delante de decenas de desconocidos en un tugurio de mala muerte, pero, como ya hemos establecido, yo soy una mijita atípico.
Look at him, he’s so special. What a precious snowflake.
Sí. Pero, sobre todo, soy ingeniero. Se me ha condicionado para medir, analizar y tomar decisiones basadas en datos. En mi sector son habituales frases como Lo que no se mide no existe, Sin datos sólo hay opiniones, y Ojalá irme a vivir al monte a criar gallinas.
De modo que desde un primer momento tuve claro que la utilidad de este bolo pasaba por recoger información del público asistente, para después hacer un excel con divertidas fórmulas matemáticas con las que decidir si mi creación tiene algún tipo de valor o debo tirarla al contenedor de reciclaje de la comedia. Y no, no estoy hablando de mandársela por correo a Zapeando.
Así pues, tras terminar el espectáculo y sin solución de continuidad, puse un QR bien gordo en la pantalla y exigí a los asistentes que rellenasen un formulario de Google, con múltiples preguntas demográficas y valorativas, de respuesta cerrada y abierta. Sí, soy el rey de la diversión.
Y, como no puede ser de otra manera, ahora compartiré los resultado contigo.
Allá vamos.
Los datos
Antes de empezar, mi ética profesional me obliga a informarte de que la muestra obtenida tiene serias carencias tanto por tamaño (sólo 17 respuestas de entre todos los presentes) como por los sesgos de recogida (sólo respondieron personas que estaban presentes al final del show, siendo que algunas se fueron a mitad y otras llegaron tarde), lo que puede dar lugar a conclusiones erróneas.
Sin embargo, no es la primera vez que se presentan análisis con niveles de calidad cuestionables en grandes publicaciones, por lo que procederemos sin vergüenza alguna.
El objetivo de todo cómico al crear un show de comedia es girarlo por los grandes estadios del mundo y lucrarse masivamente. Por consiguiente, las dos preguntas más importantes son “¿Te renta pagar por esta mierda que acabas de ver gratis?” y “¿Vas a animar a más gente a pagar por esta mierda?”.
Obtener un 88% y un 82% a favor respectivamente me deja bastante más tranquilo, la verdad. También me hace gracia que algunas personas hayan respondido que sí a la primera, pero que no a la segunda, y viceversa. La gente es sorprendente.
Ahora, una vez nos hemos quitado de en medio el tedioso tema de los dineros, podemos pasar a ponerle una nota al espectáculo, para que en Broadway sepan cuántas estrellitas pegar al cartel de neon.
Nuestros estimados espectadores tuvieron a bien puntuar con una media de 7,65 mi humilde espectáculo. Esta nota está por debajo de las espectativas de calidad que tengo para con mi show, pero recibo este dato con agradecimiento como un acicate para mejorar para mi queridísimo público.
Sin embargo, tengo una cierta predilección por el análisis comparativo y por destrozarme los horarios de sueño, de modo que, horas después de actuar, en la madrugada del miércoles al jueves, procedí a estudiar qué factores afectan a la valoración del público. Y encontré dos muy interesantes.
(A continuación voy a mostrarte sendos diagramas de caja. Entiendo que es posible que no estés familiarizado con ellos, pero me hace ilusión ponerlos. Siéntete libre de ignorarlos)
Por un lado, los menores de 35 años del público valoraron más positivamente el espectáculo que los mayores. Esto tiene mucho sentido teniendo en cuenta que los temas que trato y el enfoque están muy ligados a mi vida, por lo que será más fácil empatizar a gente de mi generación.
Por otro, se aprecia una fortísima brecha de opinión entre las personas que consumen habitualmente espectáculos de comedia en directo y los que no, que simplemente llegaron allí de rebote. Esto es maravilloso, porque me infla el ego constatar que la gente con criterio entrenado valora muy positivamente lo que hago, y al mismo tiempo es un problemón, porque en muchas ocasiones la mayoría de los espectadores será público casual que ha ido por hacer algo distinto. De modo que tendré que trabajar extra para ganarme a esos desubicados. Vaya movida.
Por último, pedí a los encuestados que eligiesen tres adjetivos de una lista en la que había calificativos positivos y negativos.
Que los más votados sean ameno, divertido, entretenido, dinámico, gracioso e inteligente me deja bastante satisfecho. Puede que incluso los use para promocionar el show.
Cabe destacar que los únicos adjetivos negativos fueron banal (usado por una persona que votó un 10, así que supongo que jocosamente banal), raro y soso (usados respectivamente por las dos personas que votaron 5). Curiosamente, incluso esas personas insatisfechas también usaron adjetivos positivos, lo cual considero una pequeña victoria.
Asímismo hay que decir que nadie marcó que el show fuera desternillante ni hilarante, pero eso ya lo sabía yo de antes, así que no ha sido una sorpresa. Uno tiene que conocer sus limitaciones.
Y hasta aquí la turra de la encuesta.
Como conclusión, con los datos en la mano creo que puedo afirmar que el show estuvo bien. A ver los siguientes.
¡Dentro promo!
La promoción
¡Atención, atención! ¡Llega a la gran ciudad Oda a la mediocridad!
Sábado 12 de abril. Barcelona. La Sala by LastCrit. Pases a las 18:00, 20:15 y 22:30.
En palabras de las masas:
Un show ameno, divertido, entretenido, dinámico, gracioso e inteligente.
No te lo puedes perder.
Las canciones de la semana

La despedida
Hasta luego. Chao. Adiós.
Un beso.