La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: el recibidor.
La introducción: la cocina.
La promoción: el dormitorio.
Las canciones de la semana: el cuarto de baño.
La despedida: el balcón.
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la newsletter que próximamente se va a escribir desde una caja de zapatos. Una caja de zapatos con luz natural y que no tendré que compartir con nadie, pero que igualmente olerá a pies y caca de perro pisada.
Ayer estuve en Madrid firmando el contrato de mi flamante pisito de alquiler y tuve la ocasión de pasar un rato contemplando mis nuevos dominios, fantaseando con la plétora de posibilidades que me ofrece mi cuarto de… (mira las notas) ¡16 metros cuadrados!
Entiendo que es una vivienda de un tamaño que puede parecerle exiguo a los pueblerinos ignorantes de provincias como yo mismo solía ser, pero en la capital se trata de un palacio que me sitúa dentro de la burguesía castiza. Sobretodo teniendo en cuenta que me encuentro a tan solo 10 minutos andando de la puerta del Sol. Cómo la llamamos los gatos, el centro del mundo libre.
Además, por si el ostentoso salón/dormitorio/despacho/comedor no fuera suficiente, también dispongo de un espacioso baño con bidé, una cocina independiente y hasta un pasillo con armario empotrado.
Living the dream
¿Es posible que esté pagando 150€ más por 20 metros menos que en Zaragoza? Bueno, es una forma de verlo. Pero yo elijo mirar a la situación a los metafóricos ojos y gritar exaltado que me ha tocado la lotería. En serio, tendrías que ver las ofertas que hay por ahí sueltas, muchas de ellas rallando la simple y llana violación de los derechos humanos fundamentales.
De modo que, con la resolutiva intención de hacer de la necesidad vitud y de mi capa un sayo, me dispuse a planificar mi futuro hogar. Y, como no puede ser de otra forma, lo hice de una forma estúpidamente obsesiva y técnica, empezando por medir cada palmo de la vivienda, para después delinear diagramas exactos al centímetro de la planta, columnas y radiadores incluidos.
Así pues, te presento mi casa, con una elocuente representación a escala de mí de pie en silencio en el centro de la sala reevaluando mis decisiones:
Podrás comprobar que, en un despliegue de opulencia sin precendentes, no dispongo de una sino DOS ventanas que dan a la calle, a las que podré asomarme para cantar a las estrellas cuando la dicha de haber abandonado a mis familiares y amigos para perseguir un sueño ridículo en una ciudad extraña me embargue cada noche.
Pero un artista con ínfulas como yo no se contenta con un cubo diáfano en el que sentarse a contemplar los pormenores de la existencia. No, los bohemios también nos permitimos la excentricidad de querer muebles sobre los que apoyar objetos y personas (sobretodo personas, para que nos vamos a engañar, que para eso somos bohemios). En consecuencia, me he puesto retro y he desempolvado unas inexistentes habilidades de Tetris para esbozar lo que será mi oasis durante los próximos años.
El resultado, una obra maestra de artesanía de feng shui y minimalismo neerlandés del siglo quinto, es el siguiente:
Como podrá comprobar cualquier profesional del interiorismo amateur, mediante el estratégico uso de la distribución de los muebles, la luz y un biombo, he convertido un espacio en tres: un despacho luminoso y funcional donde trabajar y crear arriba a la derecha, un agradable y coqueto salón-comedor donde disfrutar del ocio sólo o con amigos en la mitad inferior, y un sensual y penumbroso dormitorio donde descansar y desatar mi pasión a partes iguales arriba a la izquierda. Lo que viene siendo un lugar donde vivir.
No es porque lo haya diseñado yo, pero me parece brillante y motivo más que suficiente para que se me conceda una beca vitalicia para perseguir cualquier emprendimiento artítisto o técnico que me venga en gana hasta el día de mi ansiada muerte. O, como mínimo, un currito de guionista/atrecista en una serie de segunda. Me conformo con poco.
En fin, que la inexorable rueda del tiempo sigue su curso y cada vez queda menos para mi marcha, de modo que pasemos al segmento promocional en el que hablamos del evento de despedida.
La promoción
¿Cuándo? Sábado 21 de junio a las 19:00.
¿Dónde? En El Refugio del Crápula (C/ Mayor 56, Zaragoza).
¿Qué? Un roast (insultar con chistes) a mi humilde persona y al terminar una fiesta con comida, bebida y música hasta que el cuerpo aguante.
¿Quién? Pues yo, que se me va a insultar, siete compañeros de la escena de comedia, y todo el que quiera venir a celebrar que me voy, por ejemplo tú.
¿Por qué? Porque me daba palo organizar despedidas separadas para mis distintos grupos sociales, así que decidí unificar en un evento público de reír. Y porque tengo un ego y una necesidad de atención desmedidos.
¿Cuánto? Una entrada simbólica de 5€ para sufragar el local y la merienda-cena posterior al show.
Creo que será un evento en el que se lo puede pasar bien tanto la gente a la que caemos bien como a la que caemos mal, porque será una ensalada de hostias en todas direcciones, así que recomiendo venir.
Si no puedes, pero te apetece meter bulla igual, he creado este formulario anónimo para que mandes lo que te salga de las narices y se leerá en voz alta durante el show.
Las canciones de la semana
Puedes escuchar la lista de reproducción completa aquí.
La despedida
Adiós. Un beso. Chao.
Hasta luego.