La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: el alcantarillado.
La introducción: la sanidad.
La promoción: la enseñanza.
La obsesión: el vino.
Los microrrelatos: el orden público.
Las canciones de la semana: la irrigación.
La despedida: las carreteras.
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la newsletter que tampoco sabe posicionarse sobre si un determinado gesto realizado por una de las figuras más influyentes del mundo es un “saludo romano” o un inocuo ademán de emoción. Al fin y al cabo, un gesto se puede malinterpretar, y aún no tenemos suficiente información como para estar seguros de las intenciones de este individuo y sus allegados, excepto por todas y cada una de las acciones que han llevado a cabo en los últimos años.
Disculpa, estimado lector, es que estoy buscando curro de escritor y puede que así logre que me contrate algún diario de tirada nacional para hablar de cómo últimamente se le llama fascismo a todo.
Pero, dejando a un lado las inocentes travesurillas del bueno de Elon, este divertido episodio del que tanto se ha hablado estos días me ha inspirado a hacer algo.
Y no, ese algo no es gastar mi abultada fortuna en hacerme con el control de las mayores plataformas de información del mundo, con las que influenciar el discurso público y aupar a movimientos reaccionarios de ultraderecha a lo largo y ancho del planeta, a cambio de lo cual aboguen por políticas de reducción de los estados y por eliminar los mecanismos de control a las megacorporaciones, pudiendo de esta forma ser un oligarca distópico con la potestad de hacer y deshacer a mi antojo, y llevar a cabo mis enajenadas fantasías megalómanas, todo ello con el único propósito de callarle la puta boca a aquel jodido adolescente que se metió conmigo en Reddit en 2019 y dijo que era mi peinado era cringe. ¿¿¿Quién es cringe ahora, GanstaPussyDestroyer69XxX???
No, no haré nada de eso, porque no tengo el dinero y la paciencia para ello (pero sobretodo el dinero). Lo que voy a hacer es hablar de un meme.
Puede que en los últimos años hayas visto alguno de esos vídeos virales en los que una chica dice algo así como “voy a preguntar a desconocidos cuándo fue la última vez que pensó en el imperio romano” y salen un puñado de chavales afirmando que esa misma semana, evidenciando una aparente obsesión generalizada con el tema entre los hombres jóvenes. Y si no lo habías visto, ya te has enterado, que tampoco tiene mucho más recorrido.
Pero lo que me entusiasma es que esto ha permeado socialmente y se ha cristalizado en el concepto de “tu imperio romano” como aquel tema, habitualmente ajeno a tu vida personal o profesional, que no te puedes quitar de la cabeza y que aparece en tu lóbulo frontal de forma recurrente.
Pues bien, mi imperio romano personal me acompaña desde hace unos seis años y no pasa una semana sin que piense en ello. Tal es mi fascinación que en numerosas ocasiones he querido escribir al respecto, pero nunca me he atrevido por sentir que no estaba preparado para comunicarlo de forma adecuada y que no sabría transmitir por qué es importante sin parecer un lunático.
A día de hoy sigo sin estar preparado, pero, después de seis meses de newsletter, dudo que te sorprendas al comprobar, una vez más, que soy un poco rarito. De modo que, después de la publicidad, te contaré por qué me obsesiona que todo sea una tabla.
La promoción
Este jueves 6 a las 20:00 actuaremos en el Potri’s Tavern de María de Huerva.
Una hora de monólogos bien de divertidos por el módico precio de unas cervezas. Entrada libre hasta completar aforo.
Y el domingo 9 a las 19:30 estaré actuando con mis compañeros de improvisación teatral en el Teatro Bicho (C/ Ricardo del Arco 8).
Haremos un espectáculo muy recurrente en los shows de impro llamado El banco, durante el cual descubriremos (el público y nosotros, que para eso es improvisado) las historias cotidianas de una localidad a través de las conversaciones que ocurran en un banco de una plaza. Es un formato muy cuco y pueden salir cosas bastante curiosas, así que deberías venir.
La entrada son 5€ y se pagan allí, pero hay que reservar con antelación en teatrobicho@gmail.com .
La obsesión
Mi muy queridísimo lector, es hora de que te diga algo muy importante:
Todo es una tabla
Una tabla como las de Excel, no como las de planchar o surfear, ya que ninguna de esas actividades me interesa lo más mínimo y las personas que las practican me resultan estrambóticas e incomprensibles.
Tú, yo, tu coche, tu programa de televisión favorito, Guerra y paz, La novena sinfonía de Beethoven. Todo es una tabla. Hasta el Real Zaragoza es una tabla, en concreto tabla baja.
Bueno, los términos correctos serían vectores, matrices y tensores, pero ya bastante estoy tensando tu paciencia contándote esto, así que diremos que son tablas de Excel llenas de números. Uy, es verdad, olvidaba ese matiz.
Todo es una tabla numérica
Esto puede resultar contraintuitivo, porque la mayoría de las características que atribuimos a la realidad son cualitativas en vez de cuantitativas. Por ejemplo:
+--------+-------------+
| Nombre | Adjetivo |
+========+=============+
| Alicia | Inteligente |
| Berto | Cariñoso |
| Carlos | Divertido |
+--------+-------------+
Pero esa misma información también puede representarse de esta otra forma:
+--------+-------------+----------+-----------+
| Nombre | Inteligente | Cariñoso | Divertido | +========+=============+==========+===========+
| Alicia | 1 | 0 | 0 |
| Berto | 0 | 1 | 0 |
| Carlos | 0 | 0 | 1 |
+--------+-------------+----------+-----------+
Lo que acabo de hacer se llama one-hot encoding y mencionar su nombre técnico no tiene más utilidad que dármelas de culto y justificar el tiempo invertido en sacarme la carrera, pero la verdad es que he tenido que buscarlo porque no me venía a la cabeza.
A lo que íbamos, que con este truquito (y un puñado más) podemos convertiros a ti y a tus colegas en hermosísimas tablas de Excel. Pero, ¿qué pasa con cosas que no se resuman en una palabrita? Si tengo El Quijote y El lazarillo de Tormes no parece una idea muy buena que haya una columna que represente “En efecto, este texto de pico mil palabras es El Quijote“.
Una posible solución (de entre muchas), pasa por hacer una lista con todas las palabras distintas que hay entre los dos textos y contar cuántas veces aparece en cada uno (giro la tablita para que sea legible, pero las palabras serían las columnas):
+---------+---------+-----------+
| Palabra | Quijote | Lazarillo |
+=========+=========+===========+
| a | 7968 | 484 |
| aba | 7 | 4 |
| abad | 1 | 0 |
| abadejo | 2 | 0 |
| abades | 1 | 0 |
| abadesa | 1 | 0 |
| abajar | 0 | 2 |
...
| zozobra | 0 | 1 |
| zulema | 1 | 0 |
| zumban | 1 | 0 |
| zurdo | 1 | 0 |
| zurro | 1 | 0 |
| zuzaban | 1 | 0 |
+---------+---------+-----------|
¿He dedicado un ratillo a calcular esa tabla de verdad en vez de inventarme unos números completamente plausibles que en realidad a ti te dan igual? Bueno, no nos metamos a debatir ahora sobre temas que no vienen a cuento, por favor.
El caso es que eso que he hecho se llama bolsa de palabras y ¡ahora todo vuelve a ser una tabla! No digo que sea una tabla muy buena, porque hemos perdido toda la información léxica sobre cómo esas palabrejas se combinaban entre ellas, pero es una tabla. En el mundo real, lo que se haría es agrupar las palabras de dos en dos (o de tres en tres, si te va ese rollo) y contar los grupos. Por ejemplo, en “En un lugar de la Mancha” nos saldrían “en un”, “un lugar”, “lugar de”, “de la” y “la Mancha”. Estas agrupaciones se llaman n-gramas y ayudan a conservar las relaciones entre los términos y su posición.
En cualquier caso, eso nos da igual, porque es jerga de cerebritos y gafotas, que nos caen fatal y deberían permanecer recluidos en sus húmedos sótanos sin contacto humano. Tenemos un Excel y ya está. Y, si en vez de letras y palabras usamos notas y acordes, o incluso directamente fragmentos de espectrogramas de sonido, podemos hacer lo mismo con la música y montar una tabla de los mejores éxitos de Melendi. Increíble pero cierto.
Todo esto está muy bien y es interesantísimo leer sobre fundamentos de ciencia de datos y procesamiento de lenguaje natural en una newsletter de comedia y narrativa dominical, pero, ¿a dónde cojones quieres llegar, Miguel?
Tranquilo, mi admiradísimo lector. Vuelve a apagar la antorcha y deja el rastrillo en su sitio, que acabo en nada.
A poco avispado que seas, te darás cuenta de que, después de los truquitos que hemos visto, nuestras tablas tiene una cantidad bastante estúpida de columnas, lo que las hace, en gran medida, inservibles y un desperdicio de espacio del disco duro, al igual que la colección de los mejores éxitos de Melendi.
Y aquí entra en escena mi concepto favorito del mundo: el Análisis de Componentes Principales. No voy ni a intentar explicarlo, porque te me desuscribes, pero, gracias a las maravillas del álgebra, es posible “mezclar” las columnas de una tabla de tal modo que ocupe una fracción de espacio, pero siga conteniendo gran parte de la información original. De hecho así es como se comprimen los archivos de imágenes y música, por ejemplo.
Así pues, si podemos espachurrar las columnas entre sí y que tenga sentido matemático, llegamos a que:
Todo es una tabla numérica de dos columnas
+--------+-----+-----+
| Nombre | X | Y |
+========+=====+=====+
| Alicia | 1.3 | 0.2 |
| Berto | 4.1 | 2.1 |
| Carlos | 0.5 | 1.6 |
+--------+-----+-----+
Y aquí está la magia, porque, si cada cosa tiene asociados dos números que la caracterizan:
Todo son coordenadas
Son coordenadas a todos los efectos (de hecho también eran coordenadas cuando había ochenta mil columnas, porque eso era un espacio vectorial de ochenta mil dimensiones, jeje), puedes calcular distancias entre ellas y razonar geométricamente sobre conceptos abstractos, incluyendo agruparlos y crear jerarquías de similitud, lo cual es extremadamente útil en muchos campos, además de una de las bases de la IA moderna.
Por último, si tenemos un montón de coordenadas juntas que mantienen su consistencia entre ellas:
Todo es un mapa
Y esto, mi siempre dispuesto lector, es mi imperio romano: la idea que de cualquier concepto acotado del universo, ya sean gustos musicales, ideologías políticas, recetas de cocina o el significado mismo de las palabras de un lenguaje, pueden ser procesado y transformado en un mapa en el que se pueden observar a simple vista agrupaciones, distancias, clústeres y espacio desiertos.
En serio, me resulta absolutamente fascinante. No pasa una semana sin que vea algo y piense “Ojalá poder reunir una cantidad ingente de datos sobre este tema y visualizarlo”. Es algo constante y una espinita que llevo clavada todos los días.
Seguramente este final haya resultado anticlimático, pero ahora que lo sabes me conoces un poquito más (para bien o para mal). Gracias por haber leído hasta aquí sin abandonar este sinsentido y espero que te haya resultado mínimamente interesante.
Si, a cambio de hacerte leer este tochacho, te apetece contarme cuál es tu imperio romano, estaré encantado de leerte.
Los microrrelatos
A ver, te cuento. La frase que tocaba para esta semana era Me esparce crema por el cogote. En serio, esa.
Te seré sincero. Estoy hasta las narices de las frases que están dando en el concurso de Relatos en Cadena (en el que ya ni siquiera participo). Son muy limitantes y no me lo estoy pasando bien, porque lo que me interesa es tener la libertad de llevar cada relato por lugares distintos. Y me jode especialmente que últimamente todos los inicios estén en primera persona, ya que me entusiasma decidir el narrador y me están robando hasta eso. ¡Me lo han quitado todo!
De modo que hoy te pido tu inestimable ayuda para continuar con el proyecto, amigo mío.
Por favor, hazme llegar un comienzo de entre cinco y siete palabras con el que te gustaría que escribiera historias, y puede que aparezca próximamente por aquí. Así la newsletter también será un poquito tuya y aparecerás en los agradecimientos el día que me den el Nobel de literatura.
¡Cuento contigo!
Las canciones de la semana
Lista completa aquí.
La despedida
Hasta luego. Adiós. Un beso.
Chao.
P.D: ahora esta newsletter se publica los domingos por la tarde.