La tabla de contenidos
La tabla de contenidos: llegar al parking.
La introducción: ponerse crema solar y echar a andar.
Las canciones de la semana: charlar de tontadas para amenizar.
La despedida: el almuerzo en el lago y de vuelta pa'casa.
La introducción
Ey, hola.
Soy Miguel Escribano y estás leyendo Gritando al vacío, la única newsletter de España que esta semana no va a hacer un repaso a lo que su autor vivió durante el apagón. Esto se debe tanto a no querer seguir modas o espectativas externas como a no tener absolutamente nada interesante que compartir al respecto. Uno tiene que conocer sus límites.
Lo que sí diré sobre lo que vivimos el lunes es que, por una vez, fue útil pertenecer al epígrafe de “artistas y toreros”, ya que, por las particularidades inherentes al sector, músicos y cómicos solemos disponer de más dinero en efectivo que la media. No te digo que pueda comprarme un Ferrari con lo que me haya sacado del último bolo en algún antro infecto, pero al menos no me quedaré con cara de tonto si la tarjeta no funciona al ir a comprar pilas al chino de abajo.
Finalmente, la precariedad del mundo del espectáculo queda vindicada.
Sin embargo, como ya he dicho, no es mi intención ahondar en esto. Hoy vengo a divagar. En concreto sobre mí y mi vida.
Los shows que hice hace ahora tres semanas en Barcelona fueron el colofón de unos meses bastante intensos física y mentalmente, y he pasado todo este tiempo desde entonces reponiéndome de ello. Ha sido ciertamente agradable poder tomarme tiempo para mí y dejar descansar la cabeza. Y estoy particularmente contento con haber retomado el hábito de la lectura a través de los libros de la saga Blackwater ya que, si no me afano en consumir los libros que se amontonan en mi mesa, podrían colapsar sobre mí y provocarme lesiones graves.
Pero lo más importante es que, al haber quedado finalmente liberado de todos mis compromisos previos, durante este impasse estoy teniendo tiempo para pensar e imaginar proyectos nuevos. Y esto no es cosa menor, o dicho de otra forma, es cosa mayor, como aventuró aquel sabio.
Me encuentro en los albores de un cambio de etapa vital que, como toda disrupción, me causa una sana dosis de temor e incertidumbre. No obstante, empezar a perfilar detalles de lo que quiero hacer en ese nuevo sendero me ayuda a encararlo con la ilusión de ese niño al que le han dicho que va a ir a ver un lago muy bonito, pero que aún no entiende muy bien el concepto de caminata. Un niño que dentro de diez kilómetros sin duda odiará ese remanso de agua prometida, pero que ya estará más cerca de alcanzarlo y remojar sus doloridos pies en él.
Como podrás deducir por mi elocuente y vívida prosa, en mi caso remojar los pies implica poder vivir de escribir cosas. ¿Escribir qué? Bueno, lo que pueda y me dejen, la verdad. La idea en general de dedicarse a un oficio creativo es ya lo suficientemente absurda en abstracto como para ponerse a acotarla a un campo concreto.
El tema es que ya tengo unos hitos (o mojones, como nos gusta decir a los excursionistas eruditos) a seguir para arrancar la travesía. Una hoja de ruta que, como no podría ser de otra forma tratándose de mí, pasa por forzar cambios radicales en mi entorno y crear una presión económica y social tales que no pueda abandonarla a la primera de cambio. Muy sano todo, pero he aprendido que funciono así.
Quién sabe, puede que hasta funcione la cosa y de aquí a unos años veas mi nombre en la portada de algo, aunque sea la sección de sucesos de un diario provincial.
Para terminar quiero remarcar lo irónico que es que, en la misma newsletter en la que te digo que quiero ponerme a tope con lo de escribir ficción, no incluya ningún relato. Pero así soy, imprevisible y desordenado.
Espero que me quieras igual. Pasa una buena semana.

Las canciones de la semana
No te voy a engañar, estoy un tanto obsesionado con el último disco de Carolina Durante y la lista de reproducción de la newsletter ya contiene cuatro temas del mismo. Vaya fanboy. En fin. Espero que a ti también te gusten.
La lista de reproducción completa aquí.
La despedida
Hasta luego. Adiós. Un beso.
Chao.